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Simplemente no encontraba una razón, no tenia porqués y ya todo me parecía vano e innecesario.

Era como un hostigamiento extremo, que al parecer nunca desaparecería, ya la vida me parecía una entera perdida de tiempo, lo único que hacia era ocupar un sitio, gastar dinero, saturar las calles y los buses.

Toda la semana pasada anduve desganado, caminaba arrastrando los pies y con la cabeza gacha, quería acabar con todo, pero no sabia como.
Tenia muy claro que no podía confiar mis ideas a nadie, pues la gente “normal” no entiende de cosas que sobrepasan el conocimiento y/o razón, la coherencia para ellos se basaba en estereotipos alzados siglos y siglos atrás.

Hacia bastante calor y vi pasa al heladero, me acerque y compre una copa de 2$, pague con 10$ y antes de que me diera el cambio partí, camine lento, muy lento, el señor de los helados me pasaba la voz, pero no me moleste en voltear.

Me senté frente al mar, desde allí podía ver aquellas personitas en trajes graciosos montando sus tablas, …en realidad solo veía puntos, el resto lo supuse.
Fue cuando se acerco Mapi, hacia mucho tiempo que no la veía, tanto desgano tenia que era raro que salga de mi casa, me saludo rosando su mejilla con la mía, como siempre. 

Ella y su estúpida guerra contra la sociedad me hicieron creer que podría comprenderme, solo esperaba esa pregunta que no tardo mucho en llegar.

-Como estas?
-Muy confundido, demasiado
-Y eso?, Que te pasa?
-Ya no quiero vivir

Sonreí al decirlo por lo que ella pensó en primera instancia que se trataba de una broma, la conversación se extendió y capto el mensaje.

-Dejar de existir dices, quieres salir del juego, quieres ser el hombre mas cobarde que he conocido?
-Yo no lo veo así, simplemente que no encuentro razones para hacerlo, si vivo o no, a nadie le puede importar, que mas da, seria lo mismo y todo seguiría igual, a mi parecer nadie debería existir.
-Ahora dices que todos deberíamos morir?
-Tampoco lo interpretes así –dije sonriendo- no me importa si el resto quiere o no hacerlo, pero yo ya estoy cansado

Mapi callo un largo rato, después del cual se me acerco para apoyar su cabeza en mi hombro derecho, me tomo la mano y ahora al contrario que antes parecía seguirme el juego.

-Ya pensaste como lo harás?
-En eso estoy, en realidad mi principal preocupación es tratar de no hacer sentir culpable a nadie, hace poco discutí con mis padres, me he reñido con mi hermana y la chica con la que estuve me pago mal.
-Y no tienen nada que ver?
-La verdad es que no, es algo que venia pensando desde hace mucho tiempo.
-Desde cuando?
-Siempre, solo que a veces lo olvidaba y dejaba el deseo dormido.

Mapi miraba el mar al igual que yo, la atmosfera que habíamos formado era tranquila y llena de calma

-Tienes con quien dormir esta noche?
-Hahaha, quien crees que soy?
-Si ya no estarás, me gustaría pasar tiempo contigo
-Durmiendo juntos?
-No seas estúpido, lo dije refiriéndome a pasarla juntos en tu departamento.
-Lo sabia…

Cuando llegamos, me di con todo el desorden, me avergonzó un poco, pero al fin y al cabo, posiblemente le deje todo ese basural a ella.
Le conté todo lo que había planeado, le dije unas que otras razones por la cual vivir aburre y muchas cosas mas.

Hablamos toda la noche, en fin ella no tenia a quien darle explicaciones, así que podía quedarse todo el tiempo que quisiera, ya de madrugada empezamos a comer un poco y me pregunto que si de verdad quería morir, y me empezó a hablar de mucha gente que daría todo lo que estuviese a su alcance para ver salir el sol nuevamente.
Sus teorías anarquistas con las que me solía saturar, no daban indicios de vida, las palabras que salían de sus labios no eran mas que historias de esperanza y de vida.
Poco me importaba.

-Yo también partiré, lejos
-A donde –le pregunte pensando por un segundo que se refería a dejar de existir- será lejos?
-Me voy fuera del país
-Pero porque?
-No tienes de que preocuparte, pronto no tendrás NADA  de que preocuparte

Mapi se iría, ¿No ha sido ya suficiente?, cada vez me sentía mas seguro de mi decisión, la verdad era que Mapi fue muy especial para mi, hubo un tiempo en que pensé que estaba enamorado de ella, lamentablemente los deseos no se consumaron, siempre pensé que no me aceptaría por ser una persona de tan pocos ideales, ella siempre ha esperado a aquel que abandone todo por ella, un buen sueño.

Por la ventana viendo las estrellas, me dieron ganas, no se porque, y la abracé, ella apoyo su cabeza y comenzó a llorar.

-No te preocupes, no me extrañaras por mucho
-Ojala llorase solo por eso

Mapi se levanto y camino hacia la puerta

-Adonde vas? son las 5 de la madrugada
-Mi avión sale a las 8, debo de irme
-Porque no me dijiste nada?
-No te vi muy interesado mas que en presumir que eres la persona mas triste del mundo
-Oye disculpa, vamos te acompaño entonces
-No es necesario, en la casa de mi padre me están esperando con el coche (su padre vivía a dos casas de la mía)
-Pero a donde iras, cuando vendrás, para que te vas?

Al responder mis preguntas el mundo se detuvo, me quede mirándola y me eche al mueble, rápidamente me levante y la abracé como nuca lo había echo con nadie, su corazón latía tan fuerte, y las esperanzas de que siga así eran pocas.

 

Ella partió…, yo abandone instantáneamente la estúpida idea de morir, después de la charla de esa noche, no necesitaba mas motivos para seguir viviendo con esa fuerza con la que deseaba hacerlo ella.
Averigüe donde estaba viviendo y ahora me encuentro aquí, en este frio país, es la primera vez que estoy en el extranjero.
Pasaron dos meses desde aquel día, me tarde en conseguir el suficiente dinero para venir, llegue a su departamento donde se sorprendió al verme.
Gracias a Dios y la avanzada medicina de este país, la batalla contra el cáncer que libra la esta ganando.

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Otra historia de San Valentín

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Ya era tarde y aun no llegaba, sabia que lo haría pues el nunca rompe un promesa.
Estaba tan contenta, pues seria la primera vez que salimos juntos, encima en el día de San Valentín, era algo increíble.

A el le conozco de ya mucho tiempo, es muy pegado a mi, es muy apuesto pero callado, muchas chicas están detrás suyo, pero al parecer eso le incomoda, por eso prefiere mi compañía, pues nunca le estoy alabando ni echando flores.
A él le gustaba de esa manera, de otro modo, hoy no saldríamos juntos.

Habíamos quedado a las 7pm, eran ya 7:30 pm, sabia muy bien que su casa quedaba lejos y que podría haber problemas en el trafico por ser hoy.

Tenia muchas ganas de fumar un cigarrillo acanelado, pero debía abstenerme, pues quien sabe, quizá hoy nos besáramos, deseaba que todo salga perfecto.
Mientras imaginaba como sucedería sonó la puerta, de un salto me puse de pie y fui corriendo de forma graciosa por los tacos.

Abrí la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, la cual murió cuando vi allí parada a Verónica llorando y muy agitada.

-A Marcos, a Marcos… dijo sollozando
-A Marcos que, por Dios habla –dije ya asustada- que ha pasado?

Verónica callo al piso desmayada, mi desesperación era extrema, cuando me agache a recogerla reacciono y me presiono la mano, me miro a los ojos y pude ver esas lagrimas, que me contagiaron sin saber porque, quizá si, pero no estaba segura.

Mientras pensaba lo peor al final de la calle divise un tremendo túmulo de gente, una ambulancia venia resonando la sirena hacia aquella dirección y mi madre se acercaba corriendo a la casa desde allá.

Todo era obvio, la situación era casi tacita.

Mi madre se detuvo al frente de la puerta, me miro tan elegante en aquel vestido verde que ella me había regalado especialmente para la ocasión, desde allí me busco la mirada, yo me encontraba mirando al suelo y note que mis lagrimas caían y mojaban el piso.
Ella al observar la escena, yo sosteniendo a el cuerpo de Verónica, su rostro entre mis manos y su cuerpo en el jardín, gritó:

-HIJA –y comenzó su al parecer eterno llanto.

Ya no pude aguantar mas, y grite, grite tanto que me pareció que todo ese túmulo de personas habían volteado asombradas a mirarme.
Me quite las sandalias y corrí, corrí y corrí, me agite al instante, pero continúe en mi trote, al llegar, los paramédicos estaban subiendo su cuerpo a la ambulancia, me quede congelada un par de segundos y me acerque lloriqueando, a donde lo llevan?, pregunte.

-Es usted familiar?
-Soy su NOVIA, -dije sin pensar y al darme cuenta de lo que solté, lance un sonido muy extraño causado por mi garganta formado por fonemas amorfos, caí al suelo de puños.
-Suba por favor, me dijo uno de ellos con un tono amable y compareciente.

Cuando alcé las piernas para hacerlo, se me acerco una niña pequeñita, algo sucia pues al parecer estuvo jugando allí antes de que todo pasara, al girar pude también ver aquel carro donde veía claramente el impacto, era de un vecino de la misma calle de donde vivo.
En las manos sostenía una ramo de rosas, o mejor dicho de ramas, alguno que otro pétalo aun seguía en su sitio, lo tome y sin emitir sonido alguno al fin subí y me senté su costado.

Escuchaba como gemía, veía su rostro moreteado, yo seguía callada, llegamos a la clínica, donde después llego su anciana madre, que al parecer estaba ya resignada, luego llego mi madre y Verónica a tratar de consolarme de algo que aun era inseguro, en la sala de espera contemplando las rosas pensaba en como no me percate de lo sucedido al instante, al parecer estaba tan concentrada en pensar como seria el día, que lo único que diferenciaba era el din don del timbre.

Mientras veía el ramo me percate de un sobre que estaba oculto en el, lo saque, lo abrí y lo leí.

“Feliz San Valentín, kawzita!, oye sabes?, quizá no, bueno obviamente no, pero en todo este tiempo que haz sido mi amiga, mi mejor amiga, mi pata, mi choche, mi brother, la he pasado de maravillas.
No suelo escribir, tampoco expresarme, pero ve que hago hoy el intento.
De paso me gustaría agradecerte por todos los buenos ratos y pedirte disculpa por los malos momentos.
Si te escribo todo esto es porque sé (o creo) que no seré capaz de decírtelo en persona.
Ahora aquí va lo principal, hmm hmm hmm, me he enamorado de ti, no preguntes como, no preguntes cuando, que yo no tengo respuestas.
Hoy hare todo el esfuerzo del mundo por decírtelo, pero de no hacerlo aquí te dejo este testamento para que estés al tanto, y al fin me veas con otros ojos querida.”

Yo ya no tenia mas lagrimas que echar, todo era ya demasiado para mi, en eso llego el tío de Marcos, se sentó y no paso mucho tiempo, llego el Doctor que llamo a un costado a este elegante señor, el se tocaba la frente mientras hablaban, el doctor dio media vuelta, el golpeo con mucha fuerza la pared, el doctor continuo su camino.
Yo no sabia que pensar, yo prefería segarme y pensar que el saldría de allí pronto, en una camilla, en una silla, enyesado, o como sea.

El tío de Marcos se acerco y nos explico con calma, Marcos había caído en coma e iba a estar conectado a una sonda hasta que despierte, vi a su madre como bajo la cabeza y se paro para firmar papeles, mi madre me levanto y me pidió que vallásemos a la casa, mientras Verónica me veía y quizá pensaba en que decirme sin lograr encontrara algo adecuado.

Pasaron varios meses, Marcos paso su mayoría de edad en aquel cuarto que ya parecía uno de hospital, yo me pasaba el día entero allí, su madre solo entraba cuando era necesario, ella me veía y yo a ella, note su cuerpo vacio, caminado de aquí allá, siguiendo con los quehaceres del hogar como si ya no tuviese que mas hacer, o como si no supiese hacer algo mas, todas las maquinas que estaban allí me hacían pensar que con tanta tecnología el despertaría pronto.

Nadie perdió nunca la esperanza, sin contar a su madre, que nunca la tuvo o al menos eso aparento.
El 16 de setiembre de ese mismo año a las 9:05 pm, él con 18 años, 4 meses 2 días y 8 horas, pero con 7 meses en estado vegetativo, Marcos dejo de existir.

Ese día termine con todas las lagrimas que me fueron concebidas para los llantos que daría durante toda mi vida.

La decisión que tomo mi madre y que siempre le agradecer: nos mudamos de casa, vote esas ramas que se partían con solo rozarles la mando, al botar sus cartas recogí la ultima, la única que no hablaba de el tema de la clase, de las canciones y conciertos de Leusemia o de algún nuevo dispositivo lanzado al mercado.
Queme el resto, inclusive los regalos que el me había dado en cierto tiempo, mientras el fuego ardía, abrí su carta y pude leer a trasluz un texto muy grande que en pocas palabras ocupaba toda la hoja, me quede sorprendí, al diferenciar “Que audaz resultaste”, fui corriendo a la casa y leí:

“Que audaz resultaste querida, no se cuanto tardaste en descubrir esto, pero lo seguro es que te sigo amando.”

No tenia claro como había logrado ese efecto, pero tampoco me interesaba descubrirlo, ahora a diferencia del pequeñísimo tiempo atrás, sonreí, camine hacia el fuego y eche la carta.

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A las 6 en el cole.

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Siempre he pensado que aquellas jovencitas eran muy fáciles de manejar, es hoy que manifiesto, que admito que me gustaba jugar con ellas, quizá tenia pequeños problemas, extrañas obsesiones o simplemente estaba enfermo.

Mi atractivo físico y mis facciones de hombre joven atraían a las muchachitas, desde primero hasta quinto de secundaria.
Yo ya estaba acostumbrado a lidiar con aquellas pequeñas, me gustaba llevarlas a mi oficina a que me ayudaran a ordenar las agendas o a sellar papeles.

Nunca han pasado la cosas a mayores, en el fondo sentía un miedo, las leyes estaban claras y no había mas que decir.



Hace cinco años
No había pasado mucho tiempo desde que desperté interés por aquella jovencita, era tan bella, pero tan pequeña, nunca estuve al tanto de lo que realmente quería, pero es hoy que me siento tan aturdido.


Era el ultimo trimestre del año, ella acababa el tercero de secundaria pero sus padres estaban retirando sus papeles, para trasladarla a un colegio algo mas barato, ella me conto que su padre había perdido su antiguo empleo y consiguió uno no muy bien retribuido.

El trimestre pasado me pidió que la ayudase con matemáticas, no a enseñarle a resolver problemas o cosas así, si no a pedirle al profesor que le aumente la nota y así fue.

Cuando me entere de su futuro traslado empecé a planear, aun no tenia muy claro que hacer, hace dos días ella se me acerco y me dijo que si veía alguna nota muy baja que la ayudase, ya que no quería líos con sus padres.

Pensé en no hacerlo, pues no tenia mucho tiempo para verla, y en realidad necesitaba, si, necesitaba aunque sea darle un beso, algo dentro, muy dentro de mi lo pedía a gritos.

De no ayudarla ella pasaría a llevar el curso durante las vacaciones, pero sin quererlo causaría un daño económico a sus padres, les impediría viajar en la fecha fijada y ella se llevaría unos indeseables regaños, después de pensar en todo eso empecé a dudar, pero al ver su libreta pude notar que estaba todo bien, así que aunque no la ayudase saldría bien, fue entonces que la ultima idea se me desvaneció y la esperanza callo varios pisos abajo.

Dos días después
-Adriano, que tal…
-Lindura, que haces aquí, no tienes clases?
-Ya es fin de año, las notas ya están puestas, a quien le interesan las clases, asómate, todos están en el patio, dime, están bien mis notas?
-Todas -baje la cabeza y suspire- contenta?
-Como no, mi papá estará contentísimo!, pero te sucede algo?
-Dime –lo tenía decidido, quería saber que pensaba y no desperdiciaría mas tiempo- ¿Que soy yo para ti?

Ella se quedo un par de minutos en silencio, sabia muy bien a que me refería, lamentablemente cuando note que iba a articular palabra, llego el psicólogo, la saludo y se sentó a leer unos papeles.
Ella dio media vuelta y salió del salón.
Como si no pasara nada me levante y salí tras de ella, el psicólogo ni siquiera lo noto.

Se sentó en unas escaleras y me pare a su costado.

-He escuchado muchas historias sobre usted, mi mejor amigo dice que es la peor persona que ha conocido y que pronto lo matara.
-Como que me matara? –casi grite, no pude ocultar mi asombro- te refieres al chico que casi golpea al profesor de ciencias sociales, cierto?
-Si, pero no es tan loco para matarlo, solo lo dijo, el punto es que, se muy bien que pretende, se muy bien que me ve como a un juguete mas, una niñita mas a la que rompería le corazón tarde o temprano –dijo entre algo que pronto se convertiría en llanto- que mas quiere saber?

No lo podía creer,un pequeña me estaba confrontando, y me decía cosas que quizá pudieron haber sido ciertas en ocasiones pasadas, me quede atónito y no sabia cual seria mi próxima palabra, no sabia como calmar ese llanto ni sabia que vendría después.
De pronto un suceso que no podía ser mas importuno aconteció, aquel chico que amenazo asesinarme en su imaginación bajaba por las escaleras, al vernos se quedo parado, dos segundos después bajo como un rayo y paro frente a mi.

-Ya me he cansado de toda esta mierda –dijo sulfurado, aquel chico ,que ya conocía muy bien en los 5 años que llevaba en esta escuela, siempre en OBE, siempre en la oficina del director, sabia muy bien como se llamaba, sabia el segundo nombre que nunca revelo por vergüenza, sabia toda su vida, pero siempre lo ignoraba para evitar que se agrande y cierto día se valla contra mi, como lo hizo con el psicólogo y algunos profesores- nunca tuve nada contra ti, pues nunca consumabas tus degenerados deseos, pero te metiste con la persona equivocada, hacer sufrir no es ningún hobbie, ningún pasatiempo, míster escoria!.
-Una palabra mas y pasara lo que debió haber pasado ya hace mucho, te hare repetir el año, y si no lo logro hare que te echen, saldrás con muy malas referencias y será difícil que consigas entrar a alguna universidad.

Sandra se levanto y abrazo fuerte a aquel mocoso que le llevaba un par de año, al que le llevaba un docena.
Me sentí tan confundido, tan baja tenia la guardia que solo atine a retirarme a mi oficina.

Ni bien me senté empecé a pensar, a pensar tanto que casi estallo, por primera vez sentía algo por alguien, y para mi mala suerte estaba prohibida, una niña de quince años no podía vincularse con un maestro de 29, mi afán crecía pero las ideas se me terminaba, al parecer ella sabía todo desde el principio, de lo que no se percato fue de que las cosas habían cambiado.

A la semana siguiente
Las cosas no eran las mismas, ella ya ni volitó a mirarme en ese ultimo rato de colegio, hoy era la clausura, se entregaban las libretas y ella partiría para no volver a las 2pm le toco el turno a su salón.

-Ruth Sandra Vázquez Almíbar?
-Presente –dijo con tono de desgano y apatía- allí voy.
-Cuidado que se caiga

Hizo un gesto, como de quien no entiende, pero al parecer lo capto a los pocos segundos, abrió cuidadosamente la libreta y la encontró.
Giro a verme, volteo con desprecio y se fue.

Acabe de entregar todas las libretas y no pude aguantar mas, salí en busca de Sandra, la encontré con sus amigos que miraron con celo al verme pasar, ella entendió y se me acerco.

-Lo hare, me dijo
-
Entonces…
-Dije que lo hare, ya puedes retirarte

La había citado al colegio, a las 6pm, cuando todos se habrían retirado y yo me quedaría junto a Alexis, arreglando los papeles.
Alexis y yo éramos buenos amigos, el si era un completo enfermo, cada vez que podía afanaba a las chicas, las prefería de 4to o 5to, también salía con ex alumnas, lamentablemente (para él) no era tan apuesto.
Salimos ambos a almorzar, bañarnos para después regresar.

3 horas después
Ya la veía entrar por aquel portón, con ropa de calle se veía aun mas bella.

-Y bien…?

Pensaba ir directamente al grano, Alexis se encontró con Ángela, una chica de quinto que venía pretendiendo, le dijo que tenia dos cursos para vacaciones, y le dijo también que podía arreglarlo, la trajo al colegió y al llevo a su oficina, así que no tenia de que preocuparme ya que el estaba tan o mas ocupado que yo.

-Sandra, aunque no me creas me he enamorado de ti, nunca he conocido criatura mas hermosa, se que lo nuestro no puede ser, pero el saber que partirás ha echo que mi corazón al fin reaccione y quiero decirte que te amo y que lo hare siempre, que te buscare donde te encuentres y que vivirás conmigo el resto de tus días.

Ella no dijo nada, se quedo así, en silencio, creí que tenia la situación domina por como me miraba, lo siguiente seria acércame lentamente y trata de besarla, de aceptarme solo debía de esperar a ver que pasaba luego.

Cuando me acerque a ella, la puerta de la oficina se abrió de golpe, era aquel chico de quinto, me asuste, se dirigió a mi y pensó en tirarme un puñetazo certero a la cara, lo esquive y lo tome por el cuello, lo derribe fácilmente, pero lo peor llego al rato, al levitar la cabeza vi al señor director Simoni mirándome, detrás habían tres profesores, el de matemáticas, el de historia y el de religión.

Llevaba un papel en las manos, se acerco y me recosté en la mesa, estaba sudando, un miedo me invadió y solo atine a escuchar por parte del director.

”El amor es ciertamente engañoso lindura, desde que empezó lo nuestro, y sabes que me refiero, las cosas han variado, cada segundo ha sido distinto, se que no puedes confiar en mi, pero no deberías dejarte influenciar por el resto, mucho menos por el orate de tu amigo, te pido disculpas por lo que paso, pero antes de que te marches quisiera verte a las 6 en mi oficina, no habrá nadie, estaremos seguros.
Nos daremos el ultimo adiós”

Volteé a verla y ella me estaba mirando, una mirada tan fría que me congelo. Le respondí de igual manera.

Ayer
No suelo recordar esta historia, pero hoy pasara algo que me recobrara la juventud de esos días.
Alexis ahora esta preso, me libro de toda culpa, hubieron testimonios que lo acusaban, al contrario de a mi, pues dijeron maravillas sobre mi persona.
Yo conserve el trabajo después de un serio regaño, las cosas no se escucharon mas allá de aquel portón azul.
A ella no la volví a ver, a veces pienso que lo tenia todo calculado, y que estaba destinado a pasar aquella vergüenza, y vivir esa hostilidad con mis compañeros, que por suerte no duro mucho.

Hoy
-Has llegado tarde
-Lo siento profe, es que el coche se estropeo

Pedimos unas gaseosas.

-Hijo de puta!

Escuche, pero quien había insultado, a quien habían insultado, me pregunté como quien no quiere aceptar la situación.
Al girar estaban allí caminando ya metros mas lejos, eran Sandra, con bata blanca sacándome el dedo medio a lo lejos, junto a aquel jodido chico vestido ahora uniformado de verde y sonriéndome maliciosamente a lo lejos.

La mirada se me extravió por unos segundos, mi mente estaba calcinada, me pare y camine, después de pocos pasos recordé, retrocedí, la tome de la mano y partimos a otro lugar.

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